La Iliada y Los Evangelios.1 

Primeros versos de la Iliada

por Patrick Philpott

 

1.     Información de Fondo

Esta mini-serie de dos artículos es el modesto resultado de unos 50 años de estudio de la Iliada y algunos menos de investigación de los evangelios. Mi enfoque es básicamente textual con atención a algunos aspectos históricos.  He evitado escrupulosamente, creo,  toda cuestión teológica o cristológica. Tampoco cuestiono de ninguna manera la autenticidad de los textos sagrados – ni de la Iliada. Ambos son sencillamente textos antiguos que se gestaron en mundos muy distintos al nuestro, y que nos han llegado a través de un proceso largo y algo precario.

Cuando hablamos de evangelios[1], nos referimos, aquí y en general, a los cuatro canónicos que recibieron el sello de aprobación de la corriente dominante del cristianism en el siglo 4º EC. Existían varios evangelios más[2], algunos muy populares en sus tiempos, que los padres de la iglesia calificaron de apócrifos.  Algunos han reaparecido desde 1800; divergen seriamente de los canónicos, a veces resultan esperpénticos, y vienen a justificar en general la calificación que se les dio antiguamente[3].

Los evangelios fueron escritos en un griego bastante fluido, lo que indica que sus autores pertenecían a la reducida élite culta, El texto de Marcos nos puede parecer algo tosco, pero está escrito en estilo paratáctico, un modo literario perfectamente aceptable en aquellos días (lo utiliza Homero).  No poseemos datos fidedignos sobre los nombres de los evangelistas (ni del autor de la Iliada), así que por conveniencia usamos los tradicionales. Y no nos indican sus fuentes ni sus métodos. Se supone que se inspiraron en la tradición oral y algún que otro escrito. La gran mayoría de los estudiosos está de acuerdo sobre las siguientes fechas aproximadas de composición de los cuatro libros;-

Marcos, el primero, años 70 CE, o sea no mucho después de la destrucción del templo de Jerusalén (que muestra conocer)

Mateo y Lucas, que copiaron, a veces verbatim, modificaron y aumentaron a Marcos, años 80

Juan, años 90 o más tarde[4]

Mateo, Marcos y Lucas se llaman los sinópticos, porque cuentan más o menos los mismos hechos en el mismo orden, y ofrecen interpretaciones bastante parecidas entre sí; Juan es otra cosa.

Centrándonos en los textos en sí, podemos clasificarlos dentro del género literario de la biografía o bios, el relato de la vida de una persona. Los evangelistas estaban rodeados de relatos de este tipo, bien ficticios o históricos y, teniendo en cuenta que nadie puede estar totalmente ajeno a la influencia de su entorno vital, no parece demasiado atrevido sugerir que dichas historias biográficas podrían haber influido, aunque fuera mínimamente, en la redacción de esos textos. Como posibles modelos tenemos, en griego:- todo el antiguo testamento, toda la mitología clásica, trozos de las historias de Heródoto y Tucídides, la vida de Sócrates en Platón y Jenofonte, La Cyropaideia de este último, los encomia (elogios) del siglo 4º AEC, La Vida deMoisés del filósofo neoplatónico judío Filón, y posiblemente algunas de las Vidas Paralelas de Plutarco, que nació en el 40 EC, así que era prácticamente contemporáneo de los evangelistas – además de las historias de personajes famosos, orales o escritas, que debían de circular en aquellos tiempos y cuya existencia y forma sólo podemos conjeturar. Además, si dominaban el latín, podrían leer las  biografías escritas por Nepos y Varro, y las leyendas sobre el ‘divino’ Augusto. Todas estas biografías solían tener un tono elogioso del protagonista y moralizante. Lógicamente desconocemos si los evangelistas tenían acceso a las ricas literaturas mesopótamica (Gilgamesh etc), iraní (textos sobre Zoroastro y Mitras) o egipcia (La Historia de Sinuhe etc), con su importante carga religiosa. Y no olvidemos que varios autores judíos entre los siglos 3ºAEC Y 2º EC escribían imitando géneros griegos.

Era un mundo donde muchas y diversas religiones convivían codo con codo en armonía, desde los panteísmos ‘oficiales’ con sus sacrificios y oráculos a los misterios de Eleusis y Pitágoras o las elucubraciones teológicas de Egipto. El estado romano las aceptaba todas, hasta el extraño monoteísmo judío de prácticas incomprensibles, siempre que no atentaran contra la estabilidad y prosperidad del imperio. Era un mundo simbiótico y tolerante. Tenemos evidencias de paganos que financiaban sinagogas judías, y de judíos que comían, participaban en juegos y se bañaban desnudos con paganos.

La cultura dominante era la helenística, con su filosofía y su rica literatura[5], impuesta en primer lugar por las conquistas de Alejandro, y luego por la reverencia extrema que sentían los romanos hacia ella. Las capas altas de la sociedad, hasta en Israel, vivían a lo griego, en ciudades con templos, estatuas, pórticos, gimnasios, baños públicos y teatros, como en Sepphoris, la capital que mandó construir Herodes Antipas en tiempo de Jesús muy cerca de Nazaret. Y la base de esta cultura era Homero, tanto la Iliada como la Odisea, enseñado en las escuelas, copiado, imitado y citado profusamente. Constituía una guía de cómo hay que vivir la vida, un modelo inigualable de la lengua y un acervo  de consejos prácticos y sabiduría.

 Los evangelistas vivían, pues, dentro de este rico ambiente cultural, al que tenían el acceso fácil a través de su dominio de la lengua griega. Sería muy extraño, como hemos dicho arriba,  que ese ambiente no influyera en ellos de algún modo.



[1] Para la Iliada, véanse nuestros cuatro artículos sobre ella en este blog.

[2] De Tomás, Felipe, Judas, Pedro, Jaime, Matía Magdalena etc

[3] Sin embargo, la iglesia católica los ha aprovechado para formular un par de dogmas marianas.

[4] Las epístolas de Pablo son anteriores, años 50, pero no cuentan casi nada de la biografía de Jesús.

[5] Sólo faltaba la democracia.





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